La Península Ibérica esconde una infinita variedad de paisajes: desde las montañas de los Pirineos hasta el estrecho de Gibraltar, desde las orillas escarpadas del Cantábrico a las playas del mar Mediterráneo.
Podrás visitar las reminiscencias de Al-Andalus, cuyo legado permanece en forma de palacios y castillos, así como la impresionante Alhambra de Granada en nuestro viaje a Andalucía Oriental.
Pero si buscas aventura, tanto interior como exterior, ármate con casco y moto y atrévete con el legendario Camino de Santiago.
También hay placeres más mundanos, como disfrutar de los deliciosos mariscos y cerdo ibérico que nos esperan en las muchas y excelentes posadas y restaurantes que salpican nuestro país.
De los desiertos volcánicos de Almería a las cumbres blancas de Sierra Nevada, del cálido valle del Guadalquivir a las frondosas sierras de media montaña, además de un litoral con más de novecientos kilómetros bañados por el Atlántico y el Mediterráneo.
Su red de espacios naturales protegidos comprende un 18% de su territorio, un gran tesoro natural que abarca desde humedales hasta cumbres de alta montaña y parajes marítimos. Todos caracterizados por su luminosidad, consecuencia de la gran cantidad de horas de sol y un clima cálido.
Debido a su situación geográfica estratégica, puente entre Europa y África, por ella han pasado parte considerable de las civilizaciones del Mediterráneo que han dejado su huella en la arquitectura, artesanía, gastronomía, costumbres y tradiciones.
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