En Saguia el Hamra me crucé con una familia que volvía en su viejo Land Rover Santana a casa, cerca de donde estábamos. Me paré, nos saludamos y el mayor de los dos hombres que iban el coche empezó a hablarme en español.
No tardó mucho en dar órdenes al más joven para que preparara un zrig. El zrig es una bebida de agua, azúcar y leche, en esta ocasión una mezcla de cabra y camella. Bebimos por turnos varias veces del recipiente los dos hombres, una mujer y yo.
La bebida estaba deliciosa pero tenía recelos de beber mucha cantidad porque no estaba seguro de si habían hervido la leche ni del color, no totalmente transparente, del agua con la que estaba preparada.
Al final pusieron lo que había sobrado en una botella vacía de agua mineral y me la ofrecieron. No pude rehusar pero tengo reparos porque tampoco me la iba a beber, así que la guardé en la mochila.
Mis dilemas se terminaron pronto en Smara porque, junto a la tienda donde paré a comprar agua y pan, había un mendigo que me dio mil bendiciones cuando se la ofrecí.
2 Comments
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