Apasionado por los desiertos y los grandes espacios, después de numerosos viajes, la región más frecuentada de Marruecos por el turismo se me quedó pequeña. Merzouga, Zagora, el Iriki, Tata, Tantan… Lo había recorrido todo una y otra vez hasta llegar a conocerlo como el patio de mi casa. Pero había más. Kilómetros al sur se encuentra el Sahara, el desierto de verdad donde no han llegado los problemas de seguridad que han cerrado prácticamente al turismo regiones de Mauritania, Argelia, Túnez, Libia.
La Sahara Crossing TA, la travesía integral del Sahara Atlántico en moto y en total autonomía, o Con2ruedas, esa misma travesía en bicicleta, son fruto de una gran pasión por ese trozo de tierra y de años de preparación y estudio. En parte, las publicaciones del Instituto de Estudios Africanos, de los tiempos en los que el Sahara fue colonia española, tienen algo de culpa.
Fue en el año 2000 cuando comencé a preparar la travesía recopilando información y leyendo todo lo que caía en mis manos sobre el Sahara Occidental, su historia, geografía, etnografía y especialmente los conflictos bélicos recientes. Esta última información es fundamental para poder moverse en la región con seguridad y poder evitar las zonas donde hubo combates o fueron minadas. Se calcula que entre españoles, marroquíes y polisarios se sembraron más de 10.000.000 de minas de todo tipo. Muchas zonas han sido desminadas, otras no, y en cualquier caso no hay que confiarse, el desminado no es una ciencia exacta y pueden quedar minas residuales o proyectiles sin explotar.
En 2008 llegó la hora al fin. Junto a una amiga, cargamos un viejo Nissan Patrol atmosférico y nos lanzamos a la aventura de atravesar el Sahara Occidental de norte a sur y de sur a norte. Fue una experiencia intensa en la que durante trece días recorrimos más de 3300 Km de puro desierto. Aquellos paisajes desoladores y sus gentes amables y hospitalarias me causaron una fuerte impresión. Había que volver.
Desde entonces ha habido muchos viajes al Sahara donde he recorrido más de 50.000 kilómetros llenos de anécdotas agradables, tormentas de arena, atascos en la arena o en las sebjas, alguna avería mecánica en mitad de la nada, en 4×4 o en moto, pero sobre todo paz y libertad. Estas experiencias no han hecho más que aumentar mi pasión por el gran desierto que tenemos más cercano, su historia y su gente. Y, así fue como en 2015 decidí enseñárselo a quien quisiera acompañarme y pasar buenos ratos con Le Petit Dakar.
En 2018 Le Petit Dakar volverá al Sahara. ¿ Nos acompañas?
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